THRIER cargada de historia

Domingo 8 de julio. THRIER cargada de historia

Itinerario: Luxemburgo-Thrier
Pernocta: Area de Thrier (49.740631; 6.624571)

Noche estupenda, tranquila y fresca y amanece un día azul precioso. Recogemos, cargamos y descargamos agua  y ponemos rumbo a Konz a un museo al aire libre, pero de camino cambiamos de opinión y decidimos dirigirnos directamente a Thrier, al área, para asegurarnos una buena sombra donde dejar la autocaravana ya que tenemos que dejar a la peluda dentro.

Thrier. 18,15 de la tarde. Area para autocaravanas (49.740631; 6.624571). Estupenda junto al rio Mosela y a 2,5 km de la ciudad. Mucho espacio. Se ha nublado y puede caer agua.

En una hora escasa llegamos al destino previsto para hoy, Thrier, pero nos dejamos dirigir por un cartel en vez de por el navegador y acabamos en un lugar cutre, pero cutre, hasta que después de preguntar nos dicen que es el aparcamiento del Mcdonal y que el área está a unos 500 metros.

Y ahora sí que nos dejamos guiar por el tomtom y la encontramos sin problemas. 

Hay ya bastantes autocaravanas. Podemos escoger sitio y nos plantamos debajo de un joven roble para asegurar la sombra. Preguntamos a unos alemanes que llevan perro y nos dicen que a partir de las 4 de la tarde  esta nos cubrirá. Aprovechamos para preguntarle cómo funciona el pago ya que a la entrada hemos apretado un botón verde para que se abriera la valla y a la vez ha expulsado una tarjeta. Nos dice que hay que meterla por una máquina, pagar y luego al meter la tarjeta se abrirá la valla. También nos informa de que a la ciudad se llega andando después de cruzar el puente.

Thrier, la ciudad más antigua de Alemania, fundada en el  año 16 a. de J. C.  por los romanos con el nombre de  Augusta Treverorum, fue a menudo destruida por la invasión de las tribus germánicas, convirtiéndose muy pronto en una capital del dominio Romano.

Con la caída del Imperio Romano la ciudad perdió importancia, sin embargo vivió un nuevo período de esplendor en el siglo X como ciudad obispal y mercado central.

Nos preparamos para salir y al igual que ayer cogemos pan y “relleno” para  unos bocadillos, por un por si acaso. Un camino junto al rio Mosela nos deja a los pies del puente romano tras unos diez o quince minutos andando. Después de cruzarlo continuamos hacia arriba directos a las termas romanas.

Las Termas Imperiales (Kaiserthermen) fueron las mayores de todo el Imperio Romano fuera de la ciudad de Roma, si bien nunca llegaron a finalizarse completamente. Su construcción se inició con la elevación de Augusta Treverorum a capital imperial (293 d.C.).  Cuando Constantino llevó su centro de poder a Constantinopla, las vastas construcciones de Tréveris se paralizaron. El esplendor volvió con posterioridad, pero para entonces ya no era útil la función primitiva de las Termas Imperiales, convirtiéndolas en un fuerte para sus legiones.

Y desde el exterior, aparentemente no tienen nada especial, hasta que descendemos a su interior donde descubrimos una red de pasadizos perfectamente conservados y distribuidos que recorren una extensa superficie. Nunca habíamos visto nada igual. Siempre los distintos baños, cavidades, pasillos, pero nada de este tamaño.





Parece ser que son las quintas del mundo en extensión. A veces tengo la sensación de que me voy a perder por esta red de pasillos subterráneos de ladrillo  pero describen un círculo que nos retornan al inicio.






Sorprendidos aun por esta novedad, dejamos atrás las termas para ir al cercano Palacio de los Príncipes Electores, al lado, donde unos agradables y bonitos jardines nos acogen para descansar bajo la sombra de un árbol. 

Del palacio sólo quedan las alas norte y este. De estilo renacentista, su construcción se inició en el XVII.  

El parque que lo rodea esta adornado con estanques, parterres de flores y estatuas barrocas.  El palacio no es visitable, tan solo estos pequeños y hermosos jardines que se abren a la fachada del palacio.

Junto a él encontramos la Basilica de Constantino  o Aula Palatina a la que accedemos por una puerta en un lateral.

Aunque en la actualidad es una iglesia evangélica, fue concebida en el año 310 como una galería romana y sigue siendo el espacio individual más grande que se conserva de la antigüedad (67x27x33).  

Originariamente estaba decorada con mármoles, mosaicos o estatuas y con sistema de calefacción en el suelo. Los romanos querían expresar a través de la arquitectura la grandeza y el poder del emperador. 
Es un imponente edificio alargado rectangular de ladrillo, con un vasto ábside semicircular que se conserva casi en su forma original y que albergaba el trono del emperador romano. Fue varias veces remodelado antes de recobrar su aspecto original en el siglo XIX y reconstruido en 1954 tras los daños ocasionados por los bombardeos de 1944.

Y el interior es gigantesco, de ladrillo rojo, de proporciones elegantes. Su buen estado de conservación  puede hacer pensar que estamos en un edifico de reciente construcción.

Paseamos por el inmenso interior, nos fijamos en el órgano y leemos algo sobre este sorprendente lugar, que parece que tiene una acústica muy buena.

Una vez fuera ponemos rumbo hacia la catedral, pero encontramos antes la iglesia de Nuestra Señora, pegado junta ella. 

Fue erigida en el siglo XIII y  está inspirada en modelos de la Champaña francesa. 

Junto con la catedral de Magdeburgo, esta iglesia es uno de los primeros ejemplos de arquitectura gótica alemana. 





La planta es de cruz griega y la torre sobre la cúpula acentúa la intersección de las naves. Tiene ocho capillas y su interior es de una gran belleza. Elegantes y estilizadas columnas que se alargan dando luminosidad y armonía. Su portada principal es magnífica.

A la salida vemos un restaurante que a esas horas, las 13 sirve comidas. Su terraza está prácticamente llena aunque todavía queda alguna mesa libre, pero el menú únicamente esta en alemán y como dice Angel, ni sabemos que vamos a comer ni cuanto nos va a costar. No aparece carta en ingles en ningún sitio, así  que decidimos entrar en la catedral, pared con pared con la iglesia.

Aunque también es impresionante su interior, barroco, no es tan bello como el de la Iglesia de Ntra. Señora. Al parecer guarda la túnica sagrada que se encuentra en el altar mayor, a donde se puede subir, pero desde donde no se aprecia nada, excepto una bonita vista de toda la basílica.

Exteriormente tiene un aspecto de fortaleza e incorpora los restos de una iglesia anterior del siglo IV. 

Se trata de la iglesia más antigua de Alemania, y fue construida por etapas sobre los restos del palacio de Constantino. Su fachada, robusta y severa, con sus torres redondas y achaparradas, es un bello ejemplo de arquitectura románica primitiva. La parte más espectacular es la fachada occidental, bastante compleja. Alberga varias tumbas.

Pero lo más hermoso es su claustro gótico. 

En el centro se encuentran las tumbas de obispos y curas muy bien cuidadas. 











Pero lo que llama la atención son las bonitas vistas de todo el edifico de la catedral y de la iglesia de nuestra señora, con una arquitectura sobria, elegante, sólida y armoniosa.


Ya en el exterior, una amplia plaza nos permite disfrutar de la vista de estos dos magníficos edificios.

Una pequeña calle nos deja en  la plaza del mercado, llena de colorido y de vida, con edificios de distintas formas y colores y terrazas llenas de gente que ahora ya disfruta de cervezas  y helados. 

Data del siglo X, punto de partida de las principales calles de la ciudad es una de las más bonitas de Alemania.En el centro esta la cruz de mercado del siglo X y la fuente de San Pedro del XVI

De esta plaza parte una calle a cuyo fondo aparece la negra silueta de  la puerta nigra y nos dirigimos a ella no sin antes adentrarnos en el antiguo barrio judío  por un arco  en el que en su gran viga de madera aparece grabada la fecha de 1219.

Paseamos por una estrecha  y sencilla calle que termina en otra plaza también llena de terrazas. 

Desde el siglo XI existen documentos que dan testimonio de la presencia de una comunidad judía en Tréveris y está documentada la existencia de un rabino en siglo XI. Es en el XIII cuando cuatro familias judías se hicieron construir sus casas en la parte izquierda, con un túnel común para huir en caso de peligro. 

En  el siglo XIV los judíos fueron expulsados de Tréveris y en el XVII vueltos a llamar  a la ciudad pero ya no tenían un barrio propio, de forma que se repartieron por ella.






Pasamos por la denominada “casa de los reyes magos” residencia de estilo gótico del XIII. 

El nombre proviene de una pintura de la 'Epifanía', que una vez estuvo colgada en las estancias de la casa. En su momento fue residencia familiar de los regidores de la ciudad. 

La fila de ventanas de piso inferior es románica y la del superior, gótica, rematada por un ventanal tripartito. La pintura con motivos árabes (descubierta a principios del XX) responde al estilo traído de la Sicilia natal de un emperador.

En el primer piso aún se conserva el acceso medieval a la vivienda. Desde esa altura, los inquilinos bajaban a la calle por una escalera de madera que recogían en caso de peligro para que los atacantes no pudieran entrar en la vivienda. Fue restaurada en el XIX.

Regresamos para  caminar hasta llegar a la puerta nigra, de este color como su propio nombre indica. 

Es el monumento más impresionante de Tréveris construido en el 180 d.C. cuando se procedió a amurallar la ciudad. Es la única de las cuatro puertas que sobrevive debido a que fue residencia durante siete años de un monje ermitaño que vivió en el siglo XI y fue enterrado en este lugar, creando un santuario que evitó su desaparición al no ser utilizada como cantera como ocurrió con otros accesos.  En su construcción no se utilizó mortero, estando  las piedras unidas por anclajes de hierro.

La admiramos de un lado y de otro, pero no nos parece atractivo subir, así que decidimos buscar un sitio donde poder comer.

A parte de no encontrar ninguna carta en otro idioma que no sea el alemán, tampoco   hemos sido capaces de encontrar una tienda abierta de pan, ni de nada más que no sea pastelería, helados, bares o restaurantes. Todo lo demás permanece cerrado, así que menos mal que tenemos un poco de pan de ayer que deglutimos bajo la sombra de unos plátanos en la plaza a la que se abre la catedral.

Después me tomo otro helado que ya sumo al de ayer. O paro...o no voy a poder subir a la autocaravana.

 Iniciamos el regreso  deteniéndonos en la casa natal de Carlos Marx llegando al área a las 16 horas, más o menos como ayer.

Tarde tranquila. Leer, escribir, pasear con Tula....y la lluvia hace acto de presencia. Toca “regar”. Cenamos pronto, a eso de las 20,30. Pronto para nosotros, que todos los demás vecinos “bárbaros” lo han hecho entre las 18 y 19 horas. Nos damos otro paseito corto con Tula y a la cama.

 Durante la noche volvió a llover y fuerte, lluvia  que me despertó obligándome a cerrar la claraboya.



LA MOSELA

Lunes 10. BERKANSTEL KUES nos atrapa

Trayecto: Thrier-Losnich
Pernocta: area de autocaravanas de Losnich después de Erden (49.976115; 7.041537).

Orilla del rio Mosela, en el area de autocaravanas de Losnich después de Erden (49.976115; 7.041537). 

Un sitio estupendo, como todos los que hemos venido viendo hasta ahora. Cada pueblecito tiene su lugar especial reservado para las autocaravanas, al borde del rio, sobre praderas verdes. Solo hay un pequeño defecto: la carretera pasa a unos 200 metros, al otro lado del río y se oye mucho, pero todas las areas estaban cerca de carreteras.


Regreso a la mañana. 
Parece que el tiempo ha cambiado. El sol y el calor han sido sustituidos por una mañana cubierta de nubes. Con mucha tranquilidad nos vamos desperezando y sobre la marcha decidimos acercarnos al anfiteatro de Thrier. Está un poco más arriba de los baños imperiales, cerca para ir en coche, lejos para ir andando ida y vuelta, asi que decidimos acercarnos en la autocaravana antes de dejar esta ciudad.

Llegamos alrededor de las 9,45. Solos por completo en un pequeño aparcamiento.


Accedemos a la arena. 
Ante nuestros ojos se abre un espacio casi redondo rodeado de una empinada pendiente cubierta de hierba que en su día fueron las gradas y que dieron cabida a casi 20.000 espectadores. Alrededor de la arena se abren oquedades que son pequeñas estancias que vamos examinando una a una. 

Luego a ambos lados de la arena hay unos accesos al nivel inferior y por supuesto, uno es de entrada y otro de salida, no vayamos a revolvernos todos subiendo por donde se baja y al contrario.
Asi descendemos a la oscuridad para sorprendernos con un gran espacio hueco, sostenido por vigas de madera sobre pilares de cemento, pero se pueden observar aun los pilares de piedra originales. 

El espacio es muy grande. Se oye ruido del agua. Está algo inundado. Al parecer aun, 1700 años después de su construcción, el sistema para evacuar el agua que desciende de las laderas o graderíos sigue funcionando. Siempre me ha admirado la ingeniería romana.



Una vez más tengo que decir que hasta ahora, no había visto  nada similar, únicamente el exterior de este tipo de recintos, pero nunca los sótanos de una arena romana.

Salimos  y asciendo hasta la mitad del graderío para tener una mejor vista. Después, atravieso de nuevo la arena y junto a la entrada hay unas escaleras por las que subo hasta la parte superior de las gradas. 

Aquí se disfruta de una vista estupenda en perspectiva de la elipse que forma la arena.


Pero empieza a llover. Suave  pero luego descarga con intensidad. Nos resguardamos  bajo unas hayas, pero me mojaba y aquello no parecía ceder, así que después de esperar un buen rato, corrí a la entrada y de allí,  a la autocaravana. Calados. Tuvimos que cambiarnos de ropa.

Damos por concluida nuestra visita a esta ciudad para comenzar nuestra ruta a lo largo de “La Mosela” como la llaman ellos, y que terminará, no sabemos cuándo, en la ciudad de Koblenz o Coblenza. 


Indice general de relatos


No hay comentarios:

Publicar un comentario