Nos vamos. LUXEMBURGO.

Jueves 5 de julio. 

Itinerario: Boadilla del Monte-Ondres playa
Pernocta: Area de Ondres (43.57655;  -1.48709)

Partimos tarde, pasadas las 15,30 horas. Cada vez más tarde y nuestro destino era Ondres playa. Aunque nos gusta mucho más el area de Labanne, allí celebraban mercadillo el viernes, por lo que  de ir nos veriamos obligados a salir muy pronto, así que elegimos nuevamente Ondres (43.57655;  -1.48709)

Aunque vimos que se nos hacía muy tarde, las áreas anteriores estaban después de atravesar grandes núcleos de población por lo que pensamos que el tiempo que invertiríamos en llegar mejor emplearlo en ir a Ondres. Valoramos parar en el área en Errenteria pero la definían como solitaria a unos 5 km de un núcleo, así que continuamos hasta el destino previsto.

Como siempre, muchas autocaravanas, aunque plazas libres y muchos coches en el aparcamiento de gente que suponemos iría a cenar. Unicamente nos dio tiempo a acercarnos a la playa, hasta la orilla del mar, cenar y a la cama pasadas ya las 23 horas.

Y por primera vez vemos que para acceder a la playa hay un camino por el que podemos ir con perros. Y así lo hicimos con Tula, aunque confieso que ya lo habíamos hecho otros años, pero esta vez lo hacemos de forma autorizada.


Viernes 6 de julio.
Itinerario: Ondres playa-Juvigny
Pernocta: Juvigny (49.01621; 4.27059°)

Puntualmente a las 8 como todos los años, la policía municipal golpea suavemente la puerta para pedirnos los consabidos 10 euros por nuestra pernocta. Partimos un poco pasadas las 9 rumbo noreste, hasta Troyes a unos 850 km de Ondres. Peaje tras peaje, calor, mucho para estas latitudes. Salimos en Poitiers en futuroscope, a buscar una gasolinera de un centro comercial que tuviera un precio decente y encontramos la del Auchan. En medio depósito calculamos un ahorro de casi 7 euros.

Retomamos de nuevo la autovía y salimos en la primera área de servicio a comer. Y qué suerte tuvimos porque después no encontramos ninguna con la sombra de la que disfrutamos en esta. Pudimos meter la autocaravana entre unos robles y disfrutamos de mucha sombra. Y qué calor haría que se estaba mejor dentro que fuera. Así nuestro enfriador nos permitió comer y descansar un poco.

Me desperté sobresaltada a las 16,15. Antes de dormirme  había estado pensando en la posibilidad de avanzar un poco más para llegar a Luxemburgo a primera hora del sábado y disponer del día  completo para visitar la ciudad y  poder  partir el domingo por la mañana. Llegando allí pasadas las 12 sería muy difícil que nos diera tiempo a  visitarla y tendríamos que emplear parte de la mañana del dí siguiente.  Aparcar la autocaravana ese medio día complicaría las cosas así que  podría merecer la pena el esfuerzo.

Con esta reflexión partimos a hacer unos 500 km más. Pero fue duro. Excepto las dos horas de la comida, estuvimos conduciendo 12 horas e hicimos unos 950 km  y desde Poitiers prácticamente no salimos de la autovia por lo que batimos nuestro record de pago: 70 euros de una tacada.

Condujimos entre medias llamadas de teléfono a España porque por guasap nos dijeron que llovía a mares en Madrid y que estaban muchas carreteras colapsadas e inundadas, pero afortunadamente todo bien por nuestra casa y con los nuestros.

Al salir de la autovía buscando nuestro sitio de pernocta nos encontramos con carreteras estrechas atravesando curiosos puentes, tambien bastante estrechos  de hierro oxidado que parecían de la 2ª guerra mundial. Pero las horas no nos permitieron disfrutarlos y cuando llegamos nos encontramos con el aparcamiento de un pequeño centro comercial  a la afueras de Juvigny en medio de la nada. Pero ese era el sitio que nos marcaba el navegador, como nos confirmó la persona que atendía la pizzeria. Y allí nos quedamos.

Pronto oscureció, cenamos y cerca de las 23,30 nos fuimos a dormir. Intentaríamos levantarnos pronto mañana. Solo nos separaban 200 km de Luxemburgo , dos horas.


Sábado 8 de julio. LUXEMBURGO, sorprendente.

Itinerario: Juvigny-Luxemburgo
Pernocta: Camping de Luxemburgo (Kockelscheuer ; 49.572373; 6.108299)

Y sigo en el camping de Luxemburgo e interrumpo el relato porque realmente la pareja holandesa que tenemos en frente son como un divertido “reallity show”. Angel hace comentarios hilarantes como que son concursantes de “top chef” y es que cuando hemos regresado de nuestra visita a la ciudad sobre las 16,30 estaban comiendo....pero ahora, dos horas después y bajo un sol de justicia, ya que han orientado su autocaravana mal, vuelven a tomar la cena y han sacado una bolsa de patatas fritas que riegan con mayonesa y algo que ha debido de sobrar de la comida porque han volcado la cacerola sobre sus platos.

Pero sigo con lo mío.

Partimos a las 8 y cerca de las 10 estábamos a escasos 6 km del camping. Lo había elegido porque teníamos que dejar a nuestra peluda  compañera de viaje Tula en la autocaravana y necesitábamos asegurarnos sombra. Luxemburgo ciudad tiene dos aparcamientos de autocaravanas  uno al parecer céntrico y otro más apartado, pero ambos parecen secarrales. El precio del camping era de 14 euros que ha subido a 19,50 por añadir la electricidad y el perro. El aparcamiento céntrico costaba 1 euro la hora, mínimo habríamos pagado 5 o 6 y aquí por 10 más estamos en la gloria.

Antes de entrar buscamos una gasolinera ya que íbamos justos. En Francia el litro estaba a 1,30 y aquí hemos echado diesel super plus a 1,05 euros. Estupendo.


El camping (Kockelscheuer ; 49.572373; 6.108299) es tranquilo y básico. Hemos pedido mucha sombra, pero....la hay hasta las 16, luego el sol gira y ahora estamos a la sombra de nuestra propia autocaravana con el toldo. Deben de tener  un extraño concepto de lo que es “mucha sombra” como he pedido explicando el motivo.  Yo creo que han pasado de nosotros, porque comunicativos lo que se dice comunicativos ...pues no lo son. He tenido que sacarles la información con sacacorchos: donde estaba la parada del autobús, número, horas a las que pasa, donde deja, y si tenían un plano de la ciudad.  Información toda que tenían, pero por iniciativa propia no parece que la den. Así el autobús es el número 18, la parada esta en la carretera principal a unos 300 metros del camping, pasa a 52' y 24', deja en la estación central y hoy, sábado, es gratuito. Lo del mapa....hubiera sido para mucha nota.

Las parcelas son enormes, gigantescas y hay que deducir donde empiezan y acaban, ya que justo el poste del número parece estar en el centro por lo que hay que trazar las líneas imaginarias de los límites.

Después de instalarnos y coger algo para hacernos unos bocadillos por si los precios para comer lo aconsejaban, hemos partido para tomar el autobús de  las 11,52 que ha llegado casi puntual. He preguntado al conductor por la parada más cercana al centro. Y he llegado a pensar que era transparente porque ni caso, pero como insisto no ha tenido más remedio que responder, eso sí, lo mínimo. Sencillamente me ha dicho que esa no era. Hemos seguido y en una parada determinada se ha bajado mucha gente. Hemos sospechado  algo pero nos hemos quedado. Nadie  nos ha dicho nada.  Y efectivamente, nos teníamos que haber  bajado allí así que lo hicimos en la siguiente.

Afortunadamente el casco viejo de la ciudad es muy manejable y hemos dado sin mayores problemas con la almendra central y una calle peatonal cuajada de tiendas de firmas como cartier, Rolex, ... Pero buscaba la entrada a los casemate. Hay dos en la ciudad y había leído que el más importante era el casemate del Pertuse.  A las mismas puertas de este –sin saberlo- preguntamos y nos envían al otro extremo de la ciudad. Paseamos por calles animadas y flanqueadas por elegantes y vetustos edificios de piedra.




Llegamos al Palacio Ducal, en el que todavía viven los Duques de Luxemburgo, una de las joyas de la ciudad pero su belleza queda eclipsada al encontrarse en una calle  normal rodeado de otros edificios. Es más, incluso puede pasar desapercibido.  Está también junto al  edificio de los diputados, de piedra





Pero yo seguía empeñada en encontrar la entrada a los casemate así que pasamos por lo que era el mercado del pescado, una hermosa y abierta plaza rodeada de viejos y armoniosos edificios hasta que llegamos a lo que era nuestro destino. Pero descubro que  no son las del Pertuse, si no las del Bloc. Enfadada y enojada y a punto de desistir, comenzamos un paseo rodeando la parte alta de la ciudad por la muralla y por el  en el que disfrutamos de unas espléndidas vistas  sobre el Gron, un barrio viejo que se extiende a nuestros pies en la parte baja de la ciudad, a lo largo de un rio.


Así hemos contemplado unas vistas de lo que dicen que es el “balcón más hermoso de Europa”,  desde  “la Corniche”, un largo paseo situado en los desniveles del camino que bordea la ciudad alta, con sus tejados negros de pizarra, el río, jardines, calles empedradas ordenadas y limpias. Realmente hermoso. Solo por ver y pasear por aquí merece la pena venir. Y es que la ciudad nos sorprende. Nunca había leído nada de ella, pero dedicarle unas horas para poder disfrutar de sus calles, de estas esplendidas vistas y de los casemates hace aconsejable venir. Su imagen consigue gravarse en la memoria del visitante.

Y después de nuestro paseo en el que disfrutamos de estas espléndidas vistas, nos encontramos de nuevo a la entrada de los casemates Pertuse que descubrimos que estaban cerrados. Comprendimos entonces porque nos enviaban a los Bloc y pese a que Angel no le hizo gracia, yo decidí  regresar  ya  que están descritos como  el principal atractivo de la ciudad y  están declarados Patrimonio de la Humanidad.

Así que vuelta de nuevo, esta vez con más tranquilidad, disfrutando de sus calles, del palacio Ducal,   cámara de los Diputados y de la plaza del pescado hasta los cassemate.

7 euros por cabeza. 

Y descubrimos un intricado laberinto de túneles que fueron excavados en la roca en la época de la ocupación española, abiertos en varias alturas, escaleras,  pasillos por todos los lados y aberturas al exterior que proporcionan luz natural, subimos, bajamos y anduvimos tratando de no desorientarnos aunque tuve la sensación de que podría estar allí horas. 


Así que al dar con más escaleras que bajaban me negué a seguir. Estaba segura de que toda esta intrincada red de túneles excavados en la roca podrían descender hasta el mismo  nivel del rio, teniendo por tanto, que ascender de nuevo para ver más de lo mismo, túneles, y más túneles, así que  volvimos sobre nuestros pasos hasta que, sin dejar de  asombrarnos por toda esta red que debe de cubrir toda la roca, recuperamos la superficie.




A la sombra de unos árboles y protegidos por los muros de una casa, asomados al Gron, nos hicimos unos estupendos bocadillos que degustamos disfrutando de unas espléndidas vistas que seguro que no tenía ningún restaurante de la zona donde una  triste ensalada  costaba 10 euros.

Nos quedaba tan solo la plaza de las armas y para allí nos dirigimos. La encontramos repleta de terrazas que estaban llenas de gente que a la sombra de sus árboles disfrutaban de bebidas y comidas. En el centro, diversos puestos vendían antigüedades. Y mucha gente. Nos sorprende un gran poste azul que resultó ser una moderna fuente que tenía varias formas de presentar agua, incluso para los perros, aunque muchos de ellos no se mostraban convencidos, pese a que sus sueños les incitaban, se negaban a beber.

A las 15,30 solo nos quedaba regresar. Tomamos el bus de “las 52” que vino puntual  y a las 16,00  estábamos de vuelta.

Y me entró una “pájara” tremenda. Pero Angel llama mi atención sobre agua en el interior  de la autocaravana junto al depósito. Descubrimos que la bomba del enfriador estaba rota y por ahí parecía perder. Menos mal porque llegamos a pensar que podría ser el propio depósito del agua. Con no utilizar el enfriador podría estar resuelto el problema. Pero habrá que observarlo diariamente y secarlo. La “avería del viaje”. Y que se quede aquí todo.

Son solo las 19,15, estamos muy cansados pese al reposo desde que hemos llegado. Nos hemos duchado y no tenemos ganas de andar  y debemos dar un paseo para que nuestra amiga peluda estire sus patas. Pero ella también esta cansada. Está hecha un ovillito en su cesto a la fresca sombra. Paz absoluta a excepción de una pareja de chicos alemanes que hablan para todos y cuya música, aunque baja, también molesta. Les he llamado la atención, se han disculpado amablemente pero....poco más.

Al final, salimos a dar un paseo con tula y cenamos temprano,  a las 22 horas nos fuimos a dormir, como casi todo el camping. 

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